domingo, 31 de octubre de 2010

Las Hijas de la Luna- IX

Capítulo 9

Comienzo a chapotear frenéticamente en el agua, noto que Iara está en peligro y todos mis sentidos de alerta se ponen en funcionamiento, poniéndome en pie salgo corriendo a mi habitación. Dos de mis damas de compañía me agarran en mi frenética carrera poniéndome una bata encima. No paro de susurrar el nombre de Iara y comienzo a buscar algo en mi baúl. Oigo como una de mis sirvientas grita el nombre de Garel, no encuentro lo que estoy buscando. Me siento en la cama con las manos ocultándome el rostro mientras trato de vislumbrar a Iara. La mano de Garel me acaricia el cabello húmedo, sé que es él, es el único que me acaricia de ese modo, la cama se hunde a mi derecha y yo me inclino hacia él dejando que me envuelva en sus brazos y me susurre palabras tranquilizadoras al oído.
-Iara, tiene problemas.- susurro, tras decirlo me muerdo el labio. Él me separa de su pecho y me mira muy serio.
-Syra, ya hemos hablado de esto.
-No quiero que me creas.- aparto la mirada de él.- Sólo que lo sepas.
Él niega con la cabeza, noto como sus brazos se tensan y bajo la fina bata que llevo escucho claramente los latidos de su corazón. “Así” pienso con melancolía “Así tendría que ser todo” Trato con todas mis fuerzas de quitarme de la cabeza a Iara., así que pasó a centrar mis pensamientos en Garel.
-Por cierto, ¿No tenías algo para mí?- Él titubea, sin saber a lo que me refiero, hasta que se fija en mi sonrisa pícara y en mi mirada retadora, como la que le ponía cuando éramos niños para echar una carrera. Sonríe con dulzura y se inclina hacia mí. Separo los labios esperando los suyos, pero nunca llegan. La puerta se abre de un sopetón y la Regente aparece por la puerta.
-¿Cómo puede ser que aún estés en bata?- Chilla indignada, mientras Garel se levanta de mi lado y se acerca a la puerta, haciendo una reverencia a la Duquesa de Wollden.- El día de mi boda yo estuve preparada cinco horas antes del enlace.- Aclama.- Y a ti sólo te quedan tres.- Se me hace un nudo en el estómago al pensar en la inmediatez del casamiento.- Seguro que ahora Keneth estará ya arreglado y Garlión se estará riendo de nosotras.
Suelto un suspiro resignado, en cuanto Garel abandona mis aposentos un ejército de criadas se ponen manos a la obra para vestirme y arreglarme. El vestido es muy ceñido en la cintura y cuando me colocan el corsé suelto un par de gruñidos de agonía, que son eludidos por las sirvientas. A la hora de peinarme un gran debate sobre mi peinado se abre en la habitación y todas las mujeres sin excepción saben un peinado que me quedaría “espectacular”, en esta discusión yo no tengo ni voz ni voto, pero sin duda la propuesta de la Regente es la que gana, un complicado moño alto sujeto por dos alfileres decorados con oro y piedras preciosas. Me resigno a que me claven incontables veces los alfileres en la cabeza y a que me den tantos tirones que crea que me van a arrancar el cabello.
Cuando juzgan que estoy lista me dejan sola, aún queda una hora para el enlace y me siento aburrida. Como no, parece que Garel me lee el pensamiento, porque aparece por la puerta con el rostro preocupado.
- El prisionero.- masculla.- el que dice ser el príncipe Alec.- trata de coger aire, parece que ha venido corriendo.- quiere hablar contigo.
Instantáneamente me pongo en pie, cosa ciertamente dolorosa, ya que el corsé y los tacones están haciendo bien su trabajo. Asiento serena, indicándole que me lleve con el prisionero.
Bajar las tortuosas escaleras hacia las mazmorras resulta toda una aventura, pero al fin logro llegar al piso donde se encuentran el prisionero, llevo en vestido recogido para que no toque el suelo y algunos cabellos del complicado moño se han descolocado. Cuando llego a la celda de Alec le veo acurrucado en una esquina, temblando y murmurando palabras sin sentido. Estás más sucio y greñoso que como lo recordaba y una abundante, aunque no demasiado espesa, barba le cubre el rostro. Cuando me mira veo que tiene los ojos inyectados de sangre, pero en vez de abalanzarse sobre mí se levanta muy dignamente y carraspea para aclararse la voz.
-Princesa Syra.- Asiento.- Es todo un placer recibirla en mi humilde morada, sé que no es gran cosa, pero espero que sea del agrado de Su Majestad.- sonsaca una sonrisa burlona y su indolencia me molesta. Alzo la barbilla para señalarle que conmigo no se bromea.- ¿No tiene ganas de reírse princesa? Igual debo de empezar a llamarle Reina, por lo que tengo entendido hoy contraerá matrimonio, y no precisamente con el atento joven que siempre la acompaña.
Es curioso todo lo que sabe este joven, que no tenía pintas de ser muy perspicaz.
-¿Sorprendida? Aquí en las mazmorras nos aburrimos mucho, y a los guardas les encanta hablar.- Fulmino con la mirada al soldado que nos escolta, que baja la mirada avergonzado.
-Así es, y ahora, ¿vas a decirme de qué querías hablar conmigo?
-Yo sólo quería darle la enhorabuena, Majestad.- Ha logrado sobrepasar los límites de mi paciencia.
- Dime qué es lo que quieres, o acaso no sabes aún que ya sabemos que no eres el príncipe Alec, nosotros también tenemos nuestras informaciones.- Se encoge de hombros y me sonríe ampliamente. Harta de él me doy la vuelta y me dispongo a salir. Por entre los barrotes el prisionero desliza el brazo y toma uno de los alfileres que sustenta mi moño. El peinado se deshace y el otro alfiler cae al suelo, donde Garel lo recoge. Me giro para encararme al falso Alec, que mira con admiración el complemento.
- Con esto, podría dar de comer a mucha gente.- Susurra, haciéndome sentir culpable con sus palabras.- Puede que con sólo esto pudieras pagar a quién te dijera dónde se encuentra tu padre…
Mi mente se enciende en un momento.
-¿Mi padre? ¿Está vivo? ¿Dónde? Responde- grito. Pero el prisionero me mira con satisfacción en los ojos. No lo veo venir cuando se clava mi alfiler en la garganta, aún con una pétrea sonrisa en los labios. Garel me logra apartar a tiempo de no salpicarme con la sangre, que si mancha su traje. Grito de desesperación de miedo. Pido que alguien haga algo, pero mi futuro consejero me susurra que no hay nada que hacer, que está muerto. Echo a llorar y Garel me ayuda a subir las escaleras hasta el piso principal. Nos sentamos en una ventana y él me abraza. No consigo quitarme de la cabeza las palabras del falso Alec, tampoco sé cómo se llamaba en realidad.
-Ahora tienes que casarte.- Me dice dulcemente mi amigo, que comienza a acariciarme el pelo y a peinármelo con una trenza, como hacíamos cuando éramos pequeños. Él sabía hacer unas trenzas preciosas y a mí me encantaba que me acariciara. Ahora mismo me sentía tan inocente como lo era entonces, tan ilusa y despreocupada. Cuando termina la trenza la remata con el alfiler que ha caído al suelo en las mazmorras, tras limpiarlo convenientemente.
-Preciosa.- Afirma con una gran sonrisa.- Ya estás lista para casarte.
Me da un par de vueltas sobre mí misma y cuando acabamos ambos sonreímos, aunque nuestros ojos muestran la tristeza de nuestro corazón. Me acerco a él y torpemente me pongo de puntillas, rozándole los labios. En un primer momento él se tensa, pero después continúa mi beso. Tras unos minutos nos separamos y nos miramos a los ojos. No hace falta decir nada, ambos sabemos lo que pensamos. Yo me voy a casar con otro, y tendré hijos con mi marido, probablemente él también se case, con alguna hermosa jovencita que le dé muchos hijos. Pero él siempre será especial para mí, siempre tendrá un hueco en mi corazón. Me acompaña de la mano hasta la puerta del salón de actos, donde ya los invitados murmuran. Nos despedimos con la mirada y él se aleja, mientras que yo entro sola, camino del altar.
La boda sucede sin inconvenientes, todos es hermoso y Keneth está maravilloso.
Tras la boda me pierdo por los pasillos de palacio, para pensar. En un momento dado noto que algunas sombras se mueven de forma extraña, como si fueran entes propios. Apenas me doy cuenta cuando me rodean y me envuelven.
Me encuentro en un lugar extraño, de un blanco no muy puro. Un poco más adelante un trozo del contorno parece tomar forma. Es un ser con apariencia humana pero sin rostro.
-Ahora eres tú la que está aquí.
-¿Quién eres?
-Alguien que sabe quién es Iara
Todo se vuelve a difuminar y me encuentro de nuevo en los pasillos de palacio, donde Garel me sostiene en sus brazos y grita mi nombre. No tengo fuerzas para pronunciar el nombre Iara.

-También ella.- susurra la mujer joven, que parece derrotada.
-Esto se nos está yendo de las manos.- Murmura la más mayor.
-¿Alguna vez lo hemos controlado?- masculla la joven.

Me despierto con un profundo dolor de cabeza. Mi sueño ha estado plagado de pesadillas con el ser del lugar blanco y con Syra, la veía una y otra vez pronunciando mi nombre. Tengo que hacer algo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Codex Nigrum




Este libro me lo mandaron leer en el colegio.




Sinopsis: Hans Ritcher es un joven demonólogo que tiene pensado asistir a un congreso sobre demonología en Roma, donde participará como ponente para exponer su teoría de que el diablo no existe. Pero unos extraños sucesos ocurridos en una pequeña iglesia de Roma le harán adelantar su viaje a la ciudad eterna y comenzar a plantearse cosas que jamás había imaginado.




Opinión personal: Pésimo, uno de los peores libros que me han echado a la cara. Increíblemente, indescriptible, malo hasta la médula. Quitando pequeños sustos aislado o malos rollos el resto es subrealista. Una nube que traga cosas, se marchitan flores (o que gran misterio), no merece la pena en absoluto.




Puntuación:

martes, 26 de octubre de 2010

La soledad de los números primos


Hoy quiero hablaros de este maravilloso libro que me recomendaron en un club de lectura.



Sinopsis: Los números primos son aquellos que, por muy cerca que se encuentren sólo son divisibles por si mismo y uno. Algo parecido son Alice y Mattia, dos jovenes marcados por sucesos de su pasado que no les dejarán ser como los demás, ese hecho les une y hace nacer una irresistible atracción entre ellos, a la vez que una barrera invisible que los separará irremediablemente.



Opinión personal: Un libro sencillamente increíble. Una historia magnífica con regustillo amargo, mantiene el corazón en un puño durante toda la historia. Giros vertiginosos en la trama que da más de un dolor de cabeza y más de una gana de matar a alguien. Sin duda su manera de escribir es sencilla, directa, perfecta para mantener la acción constantemente, me encanta, indescriptiblemente genial.




Puntuación:


lunes, 25 de octubre de 2010

Historia de una escalera




Esta obra teatral es una de las más conocidas del mítico Buero Vallejo.




Sinopsis: La historia habla de las vidas de varias familias vecinas y los líos que surgen entre ellas. Cada personaje es único y tienen una personalidad muy marcada. La historia transcurre a lo largo de varios años, donde se ve la evolución de los personajes.





Opinión personal: La historia es divertida, y bastante interesante, pero sin duda lo que más me gusta es la posibilidad de ver la evolución de los personajes y de sus relaciones, que son muy humanas. Me gusta ese retrato de la sociedad tan fiel pero a la vez tan irónico y crítico.





Puntuación:

domingo, 24 de octubre de 2010

Las Hijas de la Luna- VIII

Capítulo 8

He bajado a trompicones la escalera, estando a punto, en varias ocasiones, de caer rodando. No tengo tiempo de pensar en donde poner los pies cuando lo único que pienso es en alejarme más y más de las sombras de mi cuarto. Cuando llego a la planta baja la recorro entera en busca de mi tía, ni rastro. El corazón se me encoje de miedo al pensar que las sombras han podido hacerle algo, las noto acercarse y mi respiración se acelera. Calibro mentalmente las posibilidades de escapatoria, pero sólo la más sencilla me convence, salir por la puerta. Me lanzo hacia ella y justo cuando estoy a punto de alcanzarla el pomo gira y la puerta se abre, haciéndome chocar con mi tía, que viene cargada de bolsas. Todas ellas caen al suelo pero mi tía es capaz de sostenerme y evitar que yo también caiga. Tía Margot me mira con preocupación cuando me ayuda a sentarme en una silla. Nos quedamos en silencio, trato de saber si las sombras siguen ahí, pero parece que han desaparecido. Mi tía ordena nerviosa la compra a la vez que me mira sin parar. Yo relajo los hombros y me levanto lentamente para prepararme una taza de café. Cuando me la terminó, tras un rato dando largos sorbos me recuesto en el sofá y enciendo la televisión. Parece que también mi tía se ha tranquilizado, pero sigue echándome alguna mirada furtiva de vez en cuando. Oigo la melodía de mi móvil que suena en el piso de arriba, y mi corazón se acelera sólo con imaginar que las sombras pueden estar esperando arriba.
-¿No coges el móvil?- niego con la cabeza.
-Mejor luego.- Tía Margot guarda silencio, pero veo como se muerde nerviosa el labio. La mañana pasa inexplicablemente deprisa, teniendo en cuenta las pocas ganas que tengo de que llegue esta tarde. Cuando el reloj marca la hora indicada un escalofrío me recorre la espalda, he logrado atreverme a subir a mi habitación a vestirme pero mis dedos siguen temblando.
Gwen me espera en el punto de encuentro, vamos a ir juntas a la casa de los mellizos, veo que está nerviosa, lleva una horquilla de cada color y se ha puesto demasiado maquillaje. Hablamos de temas banales hasta llegar casi a casa de Éren y su hermana, entonces mi amiga me coge del brazo y me mira a los ojos.
-Tengo miedo.- asiento, la comprendo perfectamente.
-Yo también.- parece que sus hombros se relajan.- Pero ella no puede saberlo.
-Y tú.- se interesa- ¿Qué vas a hacer con Éren?
Aparto la mirada y la fijo en algún punto lejano, los recuerdos se agolpan en mi mente como punzadas pero no puedo evitar que una imagen sobresalga, Éren envuelto en una luz verdosa mirándome con los ojos abnegados de lágrimas, abrazándome, besándome, sin darme cuenta yo también he roto a llorar. Mi amiga me abraza.
-Todo saldrá bien.- me susurra, tanto ella como yo sabemos que es mentira. Nos plantamos ante la puerta de la casa de los horrores y llamamos tímidamente al timbre. Una deslumbrante Shyrell nos abre, su pelo brilla y su sonrisa eclipsa la de cualquier chica. Siento unos inevitables celos y unas ganas profundas de tirarle de ese maravilloso pelo y llevarle de nuevo a su internado. Pero veo a Éren al fondo, y eso calma todas mis ansías de guerra.
-Aquí están mis magníficas invitadas.- Las dos tratamos de fingir una sonrisa que no nos sale del todo bien. Nos invita a pasar y nos hace sentar en el sofá. Va a la cocina con la excusa de haberse olvidado algo mientras que Éren permanece en la estancia, alternando mirar por la ventana, a mirarnos con gravedad. Cuando Shyrell vuelve comenzamos con el trabajo. Como había supuesto es la chica la que tiene la voz cantante y ni Gwen ni yo podemos meter baza, Éren ni siquiera lo intenta. Mi paciencia se agota poco a poco y cuando Shyrell decide hacer un parón me escabullo hasta la calle donde me siento en la acera, derrotada. Yo no soy de las que se callan, pero esa chica me impone, ha conseguido que su hermano haga como si no existiera, es poderosa, lo sé, más bien lo intuyo, pero es cierto, esa chica es muy, pero que muy fuerte.
-Perdónala, es así con todo el mundo.- Hablando del rey de Roma. Se sienta lentamente a mi lado. Se atusa con nerviosismo el flequillo rubio y finge concentrarse en una alcantarilla un poco desencajada. Yo hago como que no noto sus miradas fugitivas.
-Ahora me hablas.- Traga saliva y yo contengo la respiración.
-No hace tanto que hablamos.- Se pone en pie y se muerde el labio, cómo si hubiese dicho algo que no debía. Empiezo a notar el golpeteo de mi corazón en el pecho.
-Entonces lo de ayer, las sombras, todo, era real.- No separa los labios pero yo trato de escrutar en sus ojos alguna respuesta. Me pongo de pie y me acerco a él lentamente.- Todo, fue real, todo.- Me acerco a él aún más, anhelo sus labios pero quiero saber si él también los echa de menos, veo como los separa ligeramente y ya sin dudas me lanzo hacia él. Pero antes de que pueda besarle la voz de Shyrell nos separa.
-Ya es hora de continuar.- Éren me lanza una mirada furibunda que hace que me estremezca, hacia un segundo apostaría que nos hubiéramos besado y ahora me mira como si hubiera cometido un crimen. El trabajo continúa y la aridez de Shyrell ha aumentado y trata a Gwen como si fuera escoria. Me muerdo la lengua y trato de hacer oídos sordos a sus palabras. Pero cuando le dice a su hermano que no siga trabajando conmigo que es una pérdida de tiempo dejo de contenerme y le contesto.
-Estoy harta de ti Shyrell, estoy harta de tu arrogancia, y de que creas que eres la reina del mundo. Ahora mismo me voy de aquí y Gwen, si quiere, puede acompañarme, pero no quiero tener nada más que ver contigo.- Recojo mis cosas y salgo precipitadamente por la puerta. Gwen tarda unos minutos más en reaccionar, lo suficiente para que decida irme por otro camino que me permita soltar mi rabia. Es una calle que transito siempre que estoy deprimida, es tranquila y monocromática. Una sensación extraña se agolpa en mi mente, las noto, están ahí, las sombras. Comienzo a correr sin saber muy bien a donde. Las noto cada vez más cerca, pero no veo nada raro a mi alrededor. No tropiezo pero me siento como si lo hubiera hecho, todo mi cuerpo se agita violentamente a causa del cansancio, trato de respirar con normalidad, pero la tripa me duele demasiado, la sangre sube a borbotones a mi cabeza y la noto golpear con fuerza mis sienes. Cuando mi pulso se normaliza logro oír un susurro, no es más que eso, un pequeño murmullo, distingo mi nombre, pero no sólo eso, el nombre de Syra también brota de sus labios inexistentes. Me sobrecojo, ya que nunca he oído ese nombre más que en mi mente.
-¡No!- oigo la voz de Éren, pero también la de Shyrell.- ¡No, Iara, vuelve!
No entiendo eso, a dónde tengo que volver, si no me he ido a ningún lado. Todo a mi alrededor comienza a dar vueltas y los contornos de las formas se difuminan y los colores se entremezclan para dejar lugar a un blanco roto que se me antoja incómodo. No hay nadie cerca de mí, ni siquiera noto cerca a las sombras. Éren tampoco está, le busco y grito su nombre, pero no aparece. Veo como un trozo del blanco comienza a tomar forma, es un ser alto, parecido a un humano, se está formando poco a poco. Quedo embelesada mirándole. Sigue dándose forma cuando se acerca, noto que me mira profundamente, a pesar de carecer de ojos. Ahora no tengo miedo, sólo intriga.
-¿Dónde está Syra?- su voz es como un gorjeo grave y arrastra las palabras, especialmente en la s.
-¿Syra? No sé donde está.- Cuando era pequeña hablaba en alto con Syra, la llamaba y le pedía que jugase conmigo, pero desde entonces no había vuelto a pronunciar su nombre. Abro la boca para hacer una pregunta pero todo a mi alrededor se desvanece, y también el ser desaparece como absorbido por un torbellino, un pequeño chillo es lo último que puedo escuchar. Me encuentro a mí misma en la acera tirada, en brazos de Éren.
-Iara vuelve, no te puedes ir.- No entiendo nada pero tampoco puedo hablar, un cansancio inunda todos mis sentidos. Con mis últimas fuerzas me aferro al cuello de la camisa de Éren.
-Syra.- susurro, sólo para ver que aún soy capaz de pronunciarlo.

-Ha ocurrido.- sentencia la mujer joven, mientras la más mayor se deshace en lágrimas.
-Aún no- solloza.- Aún no.
-Ya es hora de que hagamos algo.-dice la joven como hablando para sí misma.


Un fuerte bamboleo me despierta.
-Hay mucho que hacer princesa, hoy es el día de la boda.- Tardo unos segundos en recolocarme. Me sitúo lo mejor que puedo y me encamino hacia el baño, donde van a proceder a asearme. Mientras juego con el agua un flashback me viene a la mente y sólo puedo decir.
-Iara.

lunes, 18 de octubre de 2010

Las Hijas de la Luna- VII

Capítulo 7

Me llevo la mano al pecho y trato de respirar con normalidad. El saludo de Garlión me ha cogido por sorpresa y me apoyo en la pared tratando de recuperar la compostura. Él me mira con una satisfecha sonrisa y veo en sus ojos que está disfrutando viéndome débil y acorralada. Me sereno poniéndome en pie y alzando la cabeza. Él hace la debida reverencia.
-Majestad.- asiento y él se alza.- Venía a avisaros de nuestra marcha.
-¡No!- exclamo. No puedo controlar el tono de mi voz así que permanezco unos segundos en silencio, buscando las palabras y la forma de decirlas.- Querido Garlión, querría hacerle una petición.
Su rostro cambia, de la gran satisfacción a una profunda duda.
-Querría que dejase a su hijo primogénito aquí, en Kniss.- Sus ojos muestran una gran sorpresa. No es una petición corriente.
-Princesa… ¿para qué requerís a mi hijo en Kniss?- Ahora soy yo la que le tiene desconcertado, y disfruto del momento. Me acerco a él sonriéndole con superioridad.
- Rey de Derán, sois uno de los componentes de la Alianza de los Cinco ¿no? Pues yo creía que entre los componentes de la Alianza no hay dudas, ni sospechas, todos los componentes están siempre dispuestos a hacer lo que sea por los demás.- Él baja la cabeza, avergonzado.
- De acuerdo Princesa. Mi hijo Keneth permanecerá en Kniss hasta que vos dispongáis.
-Perfecto.- Digo sonriendo y le acompaño al patio, donde su esposa espera con sus tres hijos. Garlión se acerca y le comunica mi petición a su familia. La reina se echa a llorar y abraza a su hijo. Me fijo más en él, tiene el pelo castaño algo ondulado y ojos azules, parece sereno e interesante. El chico se acerca y hace una reverencia.
-Mis presentaciones princesa, mi nombre en Keneth, príncipe heredero del reino de Derán.- Asiento complacida y dejo que me bese la mano.- Estaré encantado de cumplir los deseos de mi padre en beneficio de Derán, Kniss y la Alianza de los Cinco.
El chico es inteligente.
-He dispuesto dos carromatos para que se desplace la familia real de Derán. Uno para el rey, para que disponga de todo el trayecto para dedicarlo a pensar en sus problemas, la reina y sus dos hijos viajarán en otro.
No tarda demasiado en llegar el carro para la reina y los príncipes. La hermana pequeña de Keneth se me acerca. No tendrá más de cinco años pero tiene unos ojos azules que transmiten mucha madurez. Lleva agarrada fuertemente una muñeca de trapo que está en las últimas. Me hace un gesto para que me acerque. Me agacho y me habla al oído.
-Por favor princesa Syra, no dejes que mi hermano vuelva con nosotros.- Sus serenos ojos reflejan miedo.
-¿Cuál es tu nombre?- sonríe.
-Lish.- responde orgullosa.
-Muy bien Lish te prometo que cuidaré de tu hermano.- Asiente y monta en el carromato con su hermano y su madre. Garlión permanece a mi lado, esperando el suyo. Cuando lo ve aparecer por la entrada abre mucho los ojos. Es un carromato decrépito que se cae a cachos. Me mira sorprendido mientras lo sirvientes cargan su equipaje tratando de no destrozar el vehículo que transportará a Garlión. Cuando se monta le miro directamente a los ojos.
-Para que la próxima vez me trates con más respeto y me tomes en serio.- Y el rey de Derán se atusa la barba. El carromato parte y veo alejarse a mi peor pesadilla. El rey Elmer también está preparando su ida. Le hago la misma petición que a Garlión, pero él no duda en dejarme a su hijo Nadir. A los dos muchachos se les habilita dos estancias mientras permanezcan en Kniss.
La Regente me coge en un pasillo y me pregunta sobre la presencia de esos dos muchachos. Le explico mi plan, uno de ellos se convertirá en mi marido, abre mucho los ojos, pero afirma que es un buen plan. Garel no reacciona igual cuando se lo digo, agacha la cabeza y respira con fuerza.
-Sabías que pasaría.- digo. Estoy sufriendo viéndole tan decaído. Da un puñetazo a la mesa, lo que me sobresalta.
-Pero no tan pronto.- intuyo que estará buscando razones de peso para convencerme de que no me case.- Eres muy joven, sólo tienes diecisiete años. Además, tener un rey podría significar que él controlase tu reino, además de tu vida. Piensa también en los hijos, tendrás que tener, ¿no te ves muy joven? No podrás salir a más campañas ni nada.- Está desesperado, sus ojos son el vivo reflejo de su alma. Le abrazo y le susurro al oído que nada me separará de él, que nadie me controlará, que seré siempre yo misma, que jamás me perderá, también le susurro que le quiero. Cuando nos separamos voy a reunirme con los dos príncipes para explicarles la situación. Ninguno de los dos parece sorprendido. Charlo con ellos un rato. Los dos son muy simpáticos. Nadir es muy divertido y encantador, tiene un don para las mujeres, Keneth es muy inteligente, también tiene su punto divertido, perece muy interesante. Pero sin duda es Nadir quien me parece la mejor opción como marido, tiene el pelo negro y los ojos oscuros, totalmente seductores.
Nos llaman para la cena. Me despido para arreglarme y la propia Duquesa me ayuda. Le pregunto si cree que ellos querrán casarse conmigo, sonríe.
-Por supuesto que sí. No eres la más bella princesa, que sin duda es la princesa de Phorex, pero sí que tienes un vasto reino, además de ser muy poderoso y estar bien situado estratégicamente. Además al casarse contigo ostentarán automáticamente el título de Reyes de Kniss, cosa que no se puede decir de muchas más princesas.
Sus argumentos me convencen. Cuando nos sentamos en la mesa el ambientes es relajado y mis invitados sonríen. Me siento presidiendo la mesa, la Regente se coloca a mi derecha, Keneth está sentado al lado de la Duquesa, mientras que Nadir está a mi izquierda. Pero a mi izquierda inmediata hay un sitio vacío, todos los cubiertos están puestos, pero nadie está sentado. Me preguntan por el sitio vacío y afirmo que hay otro invitado. La cena es distendida, incluso divertida. Cuando vamos por el segundo plato se abren las puertas. Garel entra arreglado y se sienta en el sitio de mi izquierda. Nadir se levanta y mira acusador a Garel.
-¿Por qué hay un plebeyo sentado a mi lado? Además ¿Quién es?
-Mi nombre es Garel.- se presenta el chico, tendiéndole la mano.
-Y tras mi matrimonio se convertirá en mi consejero.
-Este es el chico con el que se rumorea que estás liada. ¡No quiero que sea mi consejero!- Chilla fuera de sí. Yo me pongo en pie y le miro enfurecida a los ojos.
- No te he preguntado tu opinión sobre quién debería ser o no mi consejero, además tú no eres quién para ordenarme a mí nada. Abandona ahora mismo Kniss, has ofendido gravemente a la Heredera, ahora este jamás será tu reino.- Comienza a protestar y se niega a irse.- Antes que nada un buen marido tiene que ser un amigo, y tiene que ser bondadoso, tú no cumples esos requisitos así que márchate.
El príncipe se marcha airado y Garel le sigue, para comprobar que realmente se va. Miro a Keneh, que ha permanecido en silencio.
-¿Querría convertirse en mi esposo y rey de Kniss?- el príncipe asiente y noto una profunda tristeza. Salgo de la sala y rompo a llorar. Nunca pensé que sería tan duro, ni en mis peores pesadillas. Una persona se acerca corriendo, es Saskia, una de las guerreras de mi confianza.
-Majestad.- exclama jadeando.- El chico que hay en las mazmorras.- trata de recuperar el aliento.- el que dice ser el príncipe Alec. ¡No es él!- Le miro sorprendida, aunque lo sospechaba no esperaba una confirmación.- Cuando bajé a alimentarle y le vi, supe que no era él.
-¿Cómo sabes quién es el príncipe Alec?- ella baja la cabeza y murmura.
-Yo era su amante.- Abro mucho los ojos.- La verdad es que he bajado con la intención de liberarle, pero no era él. Probablemente murió en el ataque al campamento.
Veo que está llorando y se me encoje el corazón. Yo pasándolo mal porque voy a tener que casarme con un hombre al que no amo, pero Garel está vivo, y está a mi lado. Abrazo a Saskia y le prometo que lo solucionaré.
Me meto en la cama con un montón de preocupaciones y no logro conciliar el sueño, hasta que el cansancio me vence.
Hoy es tarde cuando me despierto y me noto preocupada. Miro a mi alrededor, todo está a oscuras. El corazón comienza a latirme con fuerza, juraría que he visto una sombra moverse.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El Diarion de Bridget Jones: Libro


Hoy me he leído este estupendo libro que sin duda es del todo recomendable.

Sinopsis: Bridget Jones es una treintañera londinense agobiada por verse incapaz de encontrar novio y de avanzar en su vida profesional. La torpeza y la simpatía de este personaje quedarán patentes en su diario, que abarca todo un año lleno de aventuras desternillantes. Todo esto sazonado con una familia subrealista, unos amigos fuera de tópicos, un jefe muy sexy y mujeriego y un abogado misterioso e interesante.

Opinión personal: Sin duda una obra que nadie se debería perder y, aunque es un tratado principalmente feminista, perfectamente recomendable a cualquier hombre. Bridget seduce por su normalidad y por actuar como muchas haríamos, dejándose aconsejar por sus amigas, equivocándose y corrigiendo sus errores. Imaginando sueños imposible y tratando de labrarse una vida estable. A la vez busca el amor y ser comprendida, sentirse completa. Un libro cargado de humor que servirá de ejemplo de constancia y buen sentido del humor.Imprescindible sobre todo en épocas de bajón. Para ser sincera no es un libro con una magnífica calidad literaria, ni siquiera es el libro que más me haya gustado, pero se merece los cinco "libros" aunque sólo sea por saber comprender a las mujeres y hacernos sentir un poco menos solas.

Puntuación:

lunes, 11 de octubre de 2010

Reflexión sobre la moda de "vampiros"

Como ya habréis notado ( y seguro que lo habéis notado) desde hace unos años lo más de lo más es todo lo relacionado con vampiros. Primero comenzó como una moda literaria, ahora ha sobrepasado a todos los aspectos artísticos y sociales. He de reconocer que en un primer momento, cuando los vampiros no estaban en auge, y aún la moda eran los dragones, la historia de Crepúsculo (por ejemplo) me cautivó. Me pareció novedosa, imaginativa, diferente. Pero ha medida que se ha ido mediatizando la saga (como muchas otras) han perdido su magia inicial, la de la novedad y la diferencia con otras historias. A raíz del éxito de los vampiros muchos escritores mediocres decidieron lanzar su carrera literaria con un éxito asegurado, las historias de vampiros, resultado, la mayoría de los libros que vieron la luz y que la están viendo en esta época de moda vampírica son unas lecturas de mediocres a malas, con unas historias totalmente similares, sin apenas novedades, y que se centran, muchas de ellas, más en el sexo y la relación de la pareja que en la historia, que es lo que debería predominar, a menos de que fuese una historia calificada como únicamente romántica. Por todo ello las novelas vampíricas han ganado un gran desprestigio y los lectores incorformistas, los que leemos por pasión, por buscar nuevas historias que nos cautiven, cada vez critican más los libros de vampiros. Ahora parece que lo que está de moda son las historias futuristas o de pruebas en plan concurso (como Los Juegos del Hambre, que están marcando tendencia) A mí personalmente me encantan estos libros, sólo tengo miedo a una cosa, a que se mediaticen y se conviertan en la nueva moda. Creo que cualquier género mediatizado pierde calidad, ya que mucha gente sin experiencia (y muchas veces sin talento) se lanzan a escribir sobre ese tema por un éxito "garantizado". Y no vale la excusa de que unos temas o estilos son más fáciles de imitar por escritores noveles que otros, porque todos pierden calidad cuando gente a la que en realidad ese tema no le apasiona, sólo quieren vender, escribe sobre ello.
Y os preguntaréis a qué ha venido toda esta reflexión sobre la midiatización de los libros de vampiros y otros géneros. Pues viene a raíz de que hoy he visto la película "Híncame el diente" (Vampires Sucks) que es una parodia de la saga Crepúsculo. Me ha parecido divertidísima y espero que podamos subir pronto la ficha técnica. Si no sois fans obsesionados con Crepúsculo y si lo sois, tenéis un buen sentido del humor, vez esta películas, para reír a carcajadas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Las Hijas de la Luna- VI

Capítulo 6

Es algo que hace mucho logré aprender a controlar, lo de desear ser Syra, muchas veces lo he deseado, con toda mi alma, pero soy Iara, y tengo que vivir la vida de Iara.
Estoy pensando en eso cuando el autobús para a la entrada del instituto. Mi estómago ruge, sin duda mosqueado porque lleve un mes sin apenas llevarme nada a la boca. Como cada mañana les veo ahí, en la entrada. Shyrell muestra una gran sonrisa, a Éren se le ve distante. No quiero verles, así que doy un pequeño rodeo, para entrar por la parte trasera. Huele a basura a todas horas del día, y con el fuerte calor que estos días asola la ciudad el olor se ha vuelto aún más intenso. Hago ademán de taparme la nariz, entonces noto un resbalón y caigo de bruces en el suelo, justo al lado de un cúmulo de basura. Imagino el panorama, yo tirada en el suelo rodeada de basura, chorreando aceite. De maravilla, ahora parezco una vagabunda de una película. Entro directamente al baño para tratar de limpiarme. La ropa ha quedado medianamente aceptable, sólo un tremendo manchurrón de agua, que espero que se seque, pero lo peor es que está en un lugar muy comprometido, justo en el culo. Respiro hondo esperando que nadie se dé cuenta, aunque sé que es imposible. Pero mi pelo es una historia aparte. Me lo lavo en el lavabo, pero no tengo esperanzas de que quede, siquiera, decente. Cuando entro en clase miro al suelo y me siento en mi silla, a pesar de que aún mucha gente está fuera. Parece que paso inadvertida para los demás. No, no para todos. Shyrell se acerca con una enorme sonrisa en los labios, tras ella, Éren.
-Veo que hoy te ha dado por este atuendo tan, informal.- Dice tomando un mechón de mi cabellos, oliéndolo, y riéndose a carcajadas. Es ahí cuando toda la clase se entera de mi pequeño incidente y todos se ríen de mí. La odio más por momentos. Éren rehúye mi mirada, si bien no ríe con los otros, tampoco me defiende ante su hermana. Cuando Shyrell se aleja Gwen se acerca cauta, veo el miedo en sus ojos.
El resto de la mañana transcurre sin incidentes, bueno, lo que se dice sin, sin…
En clase de lengua nos llaman a Gwen, a Shyrell, a Éren y a mí. Nos comunican que tienen en mente hacer un trabajo especial para celebrar el cincuenta aniversario del instituto. Abro mucho los ojos. ¡Encima esperarán que trabajemos juntos! Pero Shyrell se adelanta a mis protestas y, con una deslumbrante sonrisa acepta.
-Será maravilloso trabajar con dos de las alumnas más capaces del centro. Así mismo, creo que me ayudará en mi integramiento, mi hermano Éren me ayudará con eso.
Deseo cogerle del cuello y estrangularle, pero cojo aire y me concentro en las baldosas del suelo que se han vuelto, de pronto, tremendamente interesantes.
A la salida de clase veo que Gwen está aterrorizada, y no es para menos, en poco tiempo tendremos que quedar con los mellizos, lo que quiere decir que algo nos ha preparado Shyrell, eso seguro.
Decido caminar hacia mi casa, está lejos pero tengo tiempo, necesito pensar. En cuanto comienzo a alejarme del instituto un intenso dolor comienza a subirme por el pecho. Es un dolor profundo, un dolor psicológico, es un dolor de estos que ocupan toda tu mente. Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos antes de que sepa que tengo ganas de llorar. Me cuesta respirar pero sigo avanzando lentamente. Me he alejado de las calles principales y allí, al cobijo de las sombras, me permito llorar de frustración y de dolor. Una sola imagen viene a mi mente, unos cabellos rubios, unos ojos verdes, un rostro que quiero más que nada. Éren. Cada vez me cuesta más respirar, pero no puedo parar, no me lo permito. Como tampoco me permito llorar delante de tía Margot ni Gwen. Mi tía está muy sola, me necesita fuerte a su lado, necesita saber que siempre la querré. Gwendoline me necesita, necesita que le apoye, sé que a ella no le gusta reconocerlo, pero necesita sentirse querida, como todos. Pero ahora estoy sola, puedo al fin dejar esa pose de líder segura de mí misma y desmoronarme. Se me hace imposible respirar, así que me siento en una caja de madera. Trato de respirar hondo, pero su imagen sigue atormentándome. Recuerdo la primera vez que lo vi, recuerdo su timidez y mi inmediato encariñamiento, recuerdo la primera vez que se rió conmigo, me sentí tan orgullosa, recuerdo como me fui enamorando poco a poco, la verdad es que fue un problemón porque Gwen estaba también por él, así que pensé que ella se lo merecía más, por eso me fui alejando de él, Gwen lo intentó, pero no funcionó, sobre todo porque él no puso mucho de su parte. Recuerdo el día que discutimos, más de lo normal, y que enfadada le chillé que no entendía cómo había podido enamorarme de él, porque era un egoísta, se quedó ojoplático y yo salí por piernas. Vuelvo a sollozar con fuerza. Recuerdo como se acercó a mí una tarde, cerca de mi casa, recuerdo como nos acercamos, recuerdos sus labios, recuerdo sus besos. Pero lo que más recuerdo es su sonrisa, quiero esa sonrisa, la quiero más que a nada. Me dispongo a levantarme cuando noto algo raro. Las sombras de mi alrededor comienzan a agitarse, no sé si es producto de la imaginación o de la luz. Pero mi sentido de peligro se activa, tal y como hizo cuando conocí a Shyrell. Los músculos se tensan y echo a correr, corro más de lo que jamás he corrido, pero de pronto las sombras me rodean. Estoy segura de que no me lo estoy imaginando, han formado una especie de ejército, son entes oscuros, sin rostro, se mueven ondulantemente. Tengo mucho miedo, las sombras se acercan, yo lanzo puñetazos al aire y comienzo a gritar. Pero parece que nada puede evitar su avance, susurran, ahora las oigo, susurran mi nombre, también dicen algo más pero no logro entenderles, me arrodillo y me tapo los oídos, pero sigo oyéndoles, en mi mente. Lloro, sin poder hacer nada más. Voy a morir, pienso, Éren, es lo único que pienso.
-Alejaos.- Oigo una voz que ordena. La he reconocido, pero no me lo creo, así que permanezco así, en el suelo, llorando. Cuando me pone en pie y veo sus ojos verdes, primero pienso que es Shyrell que ha venido a rematar la faena, pero amo demasiado ese rostro para confundirlo.
-Éren.- Está envuelto en una luz verdosa. No hay rastro de las sombras. Solo estamos él y yo.
-Iara.- susurra. Me abraza con fuerza contra sí, pero yo no doy crédito. Me acaricia el pelo, que recuerdo, llevo lleno de porquería, pero a él parece darle igual. Me separa un poco de él para mirarme a los ojos, está llorando. Mi corazón se enternece y relajo todos los músculos.-Estoy aquí, estoy contigo.
Reúno esa fuerza con la que todos los días me levanto y me enfrento a él.
-Éren.- digo alejándome de él.- Has cortado conmigo cobardemente, alejándote de mí, dejándome sola, así que ahora no te comportes como si te importase algo.- He acabado gritándole. Parece desconcertado.
-No quería que llegásemos a esto.
-Era más fácil que me lo dijeses a la cara.- miro al suelo conteniendo las lágrimas.
-Iara, yo te quiero, pero las cosas no son tan fáciles.- Me vuelve a abrazar.- Es por eso por lo que te trato así.
-Eres un cobarde.- le espeto.
-Sí, tengo demasiado miedo a que te ocurra algo.- Me besa, pero no como normalmente, no con dulzura y cariño, si no con pasión, con necesidad. Me sorprende cuando se aleja, tiene los ojos duros.
-¿Eres un sueño?- susurro. Sonríe y guardo esa imagen en mi mente.
-¿Sabes acaso distinguir entre un sueño y la realidad?- No entiendo lo que ha querido decir, pero ya se ha ido. Continúo caminando hacia mi casa sin querer pensar.
A la hora de dormir Éren está más presente en mis pensamientos que normalmente, pero también el incidente con las sombras.

En otro lugar dos mujeres se miran con dureza.
-Ha comenzado.- Comenta la más mayor y más baja.
-Es precipitado.- Añade la más joven.
-Hay que hacer algo.- Apremia la mayor.
-No hay nada que hacer contra el destino.- Matiza sabiamente la joven.
Ambas se alejan cada una con una muchacha en mente.

Me estiro, me noto entumecida, anoche lloré. No sé si de alegría o de tristeza. También Iara ha llorado, lo siento por ella, está destrozada. Me levanto, pero no hay nadie en los pasillos. Noto una presencia a mi espalda. Garlión, rey de Derán se alza tras de mí, apoyado en la pared.
-Buenos días, princesita.

jueves, 7 de octubre de 2010

Reflexión & Quizás Gracias (Relacionado con el acoso)

Hoy estoy un poco decaída y quizás es por eso por lo que he decidido revelaros este poema que lleva mucho tiempo en mi escritorio pero que aún no le había enseñado a nadie. Es un poema realmente íntimo que escarba en unos sentimientos tan profundo y humanos como globales. El sentimiento principal del que hablo es de la rendición, del momento en el que crees que ya no puedes más y que sería mejor que todo acabase rápidamente, no tener que pensar más, no tener que levantarte mañana con la certeza de que todo seguirá igual. Este sentimiento es uno de los más agónicos que conozco, pero el poema no está basado exclusivamente en ese sentimiento, si no también en uno mucho más común pero más encubierto. El dolor al ser maltratado psicológicamente por la gente que te rodea, en este caso por tu clase. Hay mucha gente que sufre ese tipo de abusos y guarda silencio, por todos ellos, por esas voces silenciosas que gritan un "auxilio" que nadie escucha. Para todas esas personas que un día, o quizás hoy mismo, sientan que no valen nada, y que no entiendan la razón de por qué están aquí. Para que se sientan un poco más apoyados y sepan que mucha gente lo hemos superado, que sí, siempre queda un vestigio, podéis llamarle trauma, pero que sobre todo, lo que no hay que perder nunca, es la fe y la fidelidad a ti mismo. Porque si te pierdes a ti mismo, por muchos amigos que tengas, estás sólo, lo has perdido todo. Por eso te digo, a ti, persona que sufres, o a ti, persona que jamás lo has sufrido y , ojalá, nunca lo sufras, pero que creo que es necesario que entiendas y puedas empatizar con esas personas, que guardan el dolor en el fondo de su corazón, pero duele, duele mucho; por eso os digo, mirad hacia delante, y siempre, siempre, sed fieles a vosotros mismos. Se puede, es posible, no lo veáis como un consejo más de alguien ajeno que jamás ha pasado por lo que vosotros y es incapaz de ponerse en vuestra situación, os lo dice alguien que lo ha vivido, que lo ha sufrido en sus propias carnes, y que sabe lo que es.


Quizás Gracias
A.P. Echavarría
Gracias a los que me enseñaron
Cuan injusto es sufrir
Gracias a los que me mostraron
Cuan duro es ser fiel a mí
Miro el pasado con nostalgia
Deseando volver allí
Gracias por enseñarme la dificultad
De intentar ser buena y feliz
Algunos me dirán cobarde
Otros espero que entiendan
Que no tenía elección
Que mi mente sufre mucho
Que tengo destrozado el corazón
Que los ojos tengo vidriosos
De tanto llorar de dolor
No soy una muchacha cobarde
Sólo una chica con una horrible desazón
Ojalá la muerte me lleve pronto
Como un inmenso mar
Que las olas me lleven lejos
Que de la vida me alejarán
Para qué quedarme en tierra
Si no hago más que sufrir y llorar
Porque no lanzarme al agua
Y eternamente por la inmensidad navegar.

Gracias a todos aquellos que lo han leído, pero sobre todo gracias a todos aquellos que han pensado en ello y que ahora miran de forma diferente las cosas. Gracias.

domingo, 3 de octubre de 2010

Las Hijas de la Luna-V

Capítulo 5

(Un mes más tarde) (Muchos invitados, reyes de reinos vecinos, han acudido al castillo de Syra, en Kniss) (Por otro lado, Iara lo está pasando fatal, Éren está cada día más distante, su tiránica hermana se impone y la chica ya se teme lo peor para su relación)

Me parece oír el golpeteo nervioso de los dedos de la Regente sobre el trono. La verdad es que es imposible, ya que ella se encuentra en la sala de recepciones y yo en mis aposentos. Pero no puedo evitar sonreír ante la idea de ver a la Duquesa desquiciada. Mi pobre ayudante está agobiada porque no encuentra el tocado que va a juego con el vestido que le ha costado tanto ponerme. Es un vestido más de gala que de diario, es verde con ribetes blancos, la falda inferior también es blanca, con tela verde por encima. Llevo el pelo recogido en una trenza adornada con flores de ambos colores. Cuando mi ayudante desaparece en busca de mi tocado yo salgo de mis aposentos. En la puerta espera Garel. Lleva un traje que también me recuerda a los trajes de gala, y sus rizos oscuros bien colocados. Sonrío y tomándole por el brazo me acompaña a la sala de recepciones. Parece que planeaban dar comienzo a la reunión cuando aparezco, ya separada de Garel, que se coloca al lado de mi trono, prácticamente oculto por la cortina que nos hace de telón de fondo. La Duquesa me mira con los ojos fuera de sus órbitas, pero yo me limito a sentarme con una sonrisa en los labios.
-¿Habían comenzado ya la reunión?- Pregunto con voz dulce.
-No sin vos, princesa.- Se adelanta a responder Garlión, el rey de Derán. Sonrío complacida, pero no le quito los ojos de encima. El hombre se pone en pie y camina hacia el centro de la sala. Los tronos de los reyes están dispuestos en círculo, incluyendo nuestro palco. El rey se inclina.
-Con su permiso.- La Regente y yo cruzamos una mirada, sin saber muy bien cuál de las dos responder. Al final soy yo la que asiente.
-Estamos aquí queridos amigos, camaradas, para luchar contra la tiranía y la opresión.- Ese discurso lo he oído muchas veces pienso. Pero el resto de los reyes le miran fijamente.- Todos los aquí presentes sabemos que lo reinos de Forald y Yuria se han unido para tratar de conquistar a varios de nosotros. Es por ese motivo por el cual la Regente y la Heredera del reino de Kniss nos han reunido aquí a la Alianza de los Cinco.
No me fío de Garlión, no me gusta la manera en la que parece dirigirlo todo, calcularlo, lo clasifico mentalmente como alguien en quien no confiar.
-En efecto.- Comienzo y el rey de Derán me mira extrañado.- Os hemos reunido aquí por la petición que habéis hecho dos de nuestros miembros para solicitar la ayuda y protección que sabéis que os brindaremos.
-No sólo eso.- me interrumpe Garlión.- Yo Garlión como rey de Derán y el rey Elmer, como rey de Transer, pedimos todos los miembros de la Alianza a que os unáis a la guerra abierta que le vamos a declarar a Forald y Yuria.
Contengo el aliento, como los otros dos reyes que no sabían de esa guerra. Como yo, pensaban que sería cuestión de, como mucho, pequeños enfrentamientos, no una guerra. El debate sigue ardientemente durante todo el día. No paramos a comer. Garel y yo cruzamos algunas miradas furtivas, asustados. Comienzan a hablar de quién deberá acudir a la guerra, dicen de que todos los herederos debemos ir. Entonces Garlión se gira hacia mí.
-Pero, qué ocurriría, querida princesa Syra, si por un casual morís en la guerra sin dejar un sucesor al trono. Vuestra madrastra no puede volver a casarse, lo sabéis, y alguien que no fuera de sangre real en el trono estaría mal visto.- Creo que ya sé hacia dónde se dirige Garlión con sus palabras.- Entonces princesa ¿Contraerá matrimonio? O por el contrario seguirá de amante secreta con el muchacho que se encuentra tras su trono.
Me tenso, noto la misma reacción tanto en la Regente como en Garel, que sale para que todos puedan verle. Me pongo en pie, mirando directamente a Garlión a los ojos.
-Contraeré matrimonio antes de la guerra, con un príncipe de sangre real. Y lo haré porque yo antepongo mi reino a mis intereses personales.- Digo para que se sienta herido, y lo consigo. Parece que va a responder algo cuando la Duquesa da dos palmadas, anunciando la cena. Unos criados colocan la mesa y los alimentos. Los reyes se lanzan a comer, pero yo no tengo apetito, me dedico a observarles.
La Alianza de los Cinco se formó antes de mi nacimiento, por lo que conozco a todos los presentes. A mi izquierda se encuentra el rey Rough, de Phorex. Es un hombre enfermizo, siempre rodeado de muchos médicos y hechiceros, el rey parece encontrarse siempre en algún otro lugar, muy lejos de aquí, tiene la mirada perdida y no parece muy consciente de lo que ocurra a su alrededor. Tiene dos hijos, la primogénita tiene una larga melena rubia y parece bastante insulsa, su hermano pequeño comparte el pelo rubio, pero parece más pillo. La reina de Phorex se fugó con un guarda, no se ha sabido más de ella. La siguiente a la izquierda es la reina Milena, que tiene seis hijos. Es la reina de Karpi, y el consorte está a su lado, parecen muy enamorados. El siguiente es el rey Elmer, de Transer, es un hombre realmente atractivo, tiene dos hijos, el primogénito es de mi edad. Su esposa es una mujer de parecer rudo, que mira descaradamente a todo el mundo. Y a mi derecha el rey Gralión, con sus dos hijos y su hija, la pequeña tiene apenas cinco años, y tiene la cara más dulce que nunca he visto. También el primogénito es de mi edad. La reina es una mujer de aspecto frágil, que mira a todo el mundo como si fueran una flor a punto de florecer. Cómo puede alguien tan dulce e inocente estar casada con alguien tan frío y calculador. Compromiso, esa palabra me viene a la mente y me explica todo. Antes de que la cena finalice no aguanto por más tiempo las miradas desdeñosas de Garlión y salgo a tomar el aire. Ahí está Garel, que me abraza sin necesidad de palabras. Yo rompo a llorar y él trata de consolarme.
-Me ha dejado en ridículo.- Logro decir entre sollozos.- Me ha dejado ante todos como una mujer que no es fiel a su corona.
Acabo de chillar y Garel trata por todos los medios que me tranquilice.
-Pero has sabido salir muy bien de la situación, esa promesa de matrimonio es tu seguro de que no pensarán más eso de ti.- Estamos en un balcón, a la vista de cualquier persona que pase. Pueden verme con el pelo mal puesto, las lágrimas a chorretones por mi rostro, pueden ver el amor con el que miro a Garel, pero no me importa.
-Por favor, bésame.- Susurro muy bajito. Él niega.
-Sabes que jamás te besaré, ¡Voy a ser tu consejero!- no puedo mirarle con más dolor.- Si nos ven, por mucho que hayas prometido casarte, no te creerán.
-Prométemelo.- exijo.
-¿El qué?
-Que me besarás, antes de que me case, lo harás. Si me aprecias lo más mínimo lo harás.- Va a hablar, pero niego.- No te exijo que me quieras, sólo te pido un beso.
Él se queda meditando en silencio. Deseo que él quiera besarme, pero sé que no tiene por qué ser así. Puede que se haya desenamorado, sobre todo porque sabe que me casaré con otro, que mis hijos serán de otro y no suyos.
-Sí.- afirma contundente.- Te besaré con más amor del que jamás nadie te va a besar.
Me acompaña a mis aposentos, en la puerta me vuelvo para mirarle a los ojos.
Me duermo con el sueño de ver nuestra promesa hecha realidad.

No tengo ganas de despertarme. Siento que peso quinientos kilos más de lo que debería. Me duele la cabeza. Revivo la promesa de Garel y Syra y me duele, me duele mucho. Allí el amor es tan distinto, allí no se pueden casar con quien quieren, se tienen que prometer un simple beso, pero se quieren. Aquí, donde tengo la libertad de elegir, puedo besar a quien quiera cuando quiera, no siento ese amor. Por qué mi vida es tan injusta. No quiero ser más Iara, pero como cada mañana me levanto, me visto y bajo a desayunar.

sábado, 2 de octubre de 2010

Buried

Sipnosis: Poul Conroy, padre de familia y contratista civil destinado a Irak, se despierta enterrado en un ataúd de madera viejo. Conroy desesperado al no saber como ha acabado ahí ni porque, solo tiene una escapatoria para su agónica situación, un teléfono móvil. La escasez de cobertura, la falta de batería y el poco oxígeno disponible se convierten en los peores obstáculos en una lucha a vida o muerte contra el tiempo, ya que Poul solo dispone de 90 minutos de oxígeno para conseguir ser rescatado.

Reparto: Ryan Reynolds, Robert Paterson, José Luis García Pérez, Stephen Tobolowsky, Samantha Mathis, Warner Loughlin, Ivana Miño y Erik Palladino.

Director: Rodrigo Cortés

Opinión personal: es sencillamente increíble. A medida que la película se desarrolla se crea una situación de tensión constante. Desde el principio sientes todas las sensaciones que el protagonista va experimentando, ya que las reacciones que tiene son como las que cualquier persona tendría. Esta película es una de los mejores thrillers españoles que se han hecho, porque la situación que plantea es algo que nunca se había hecho antes, y el estar gravada en tiempo real es un punto a su favor ya que solo se centra en lo que el protagonista siente.

Puntuación: