lunes, 29 de noviembre de 2010

Las Hijas de la Luna- XIII

Capítulo 13

Me sorprende la tranquilidad con la que habla, como si irse a la guerra fueran unas vacaciones. Suspiro y me pongo en pie buscando mi ropa, mi marido hace una reverencia y sale de la habitación. Cuando me visto me reúno con él en la sala de Estrategia. Está apoyado en la mesa, solo, mirando el mapa fijamente, inmerso en sus cavilaciones. Me coloco a su lado.
-Sabes ya qué hacer.- Niega con la cabeza y sigue mirando el mapa. Señala un punto, un valle a medio camino entre Derán y Kniss.
-No llegaremos más lejos de aquí esta noche, tendremos que acampar por esta zona.- Me acerco y miro el lugar imaginando las posibilidades de un ataque. Suspiro.
-Sería el lugar ideal para un ataque.
-Eso ya lo he pensado.- no le comprendo y se lo hago saber.- Simplemente tenemos que esperar a que nos ataquen… y estar preparados.- Me explica paso a paso su plan, que, aunque no es brillante, nos permitirá despertar con vida. No se me ocurre nada que corregirle, así que ambos permanecemos en silencio esperando a que alguien nos llame para desayunar.
-¿Ha partido ya tu padre?.- pregunto fingiendo indiferencia, pero la realidad es que no le quiero tener ni un minuto más en mi castillo.
-Aún no, dice que vendrá con nosotros.- No puede evitar tensarme.
-Es peligroso, él ya es mayor.- No le da tiempo a responder, ya que una criada nos anuncia que el desayuno está servido. En la mesa se encuentra Garlión, bebiendo vino y comiendo todo lo que está servido. Cuando nos ve se echa a reír.
-Princesita, princesita, o debería decir reinecita, reinecita.- Aprieto los puños evitando responderle. Mi marido me toma la mano con cuidado.- Y dime Reina de Kniss, ¿me darás ya un nieto?- Pienso responderle algo cuando Keneth se adelanta.
-En ello estamos, padre.- Y toca mi vientre con delicadeza, como queriendo decir que ahí puede haber ya un bebé. Su padre sonríe, satisfecho. Y felicita a su hijo mientras bebe sin cesar. No desayuno demasiado, tampoco tengo hambre. Mando llamar a Garel a la Sala de Estrategias, y, disculpándome, voy yo misma a esperarle. Cuando aparece se muestra sonriente, tranquilo.
-¿No tienes miedo?- Pregunto. Él niega, mientras se me acerca, me abraza con cuidado, enterrando la cabeza en mi pelo.
-¿Y tú?- tardo unos minutos en responder, la respuesta es obvia, aunque Keneth tenga un plan, a mí no me convence. Permanecemos así abrazados hasta que Saskia entra por la puerta, no nos molestamos en separarnos, ella es de confianza.
-Majestad.- no hace falta que le diga nada para que vuelva a tratarme de Syra.- Me gustaría pedirte… me gustaría ir con vosotros hacia Derán, y hacia Forald.
Me separo de Garel y me acerco a ella, mirándola extrañada.
-Me gustaría saber si es cierto que Alec ha muerto…- titubea, pero no me extraña.- si es así dar el pésame a sus padres…
Mi amigo se acerca enervado dispuesto a abofetear a mi mejor espadachín. Me interpongo para que no le alcance.
-¡Cómo puede decir eso! ¡Es un enemigo de Kniss!
-¡Garel!- al ir su nombre se calma pero sigue mirando con desprecio a Saskia.- Alec por ahora es sólo un príncipe, no tiene nada que ver con las decisiones políticas de su padre.
Me mira, con horror, como si no pudiera imaginar que yo le dijese eso. Se va con paso firme y deduzco que estará molesto durante un tiempo. Saskia se acerca y se disculpa, le resto importancia y le comunico que podrá venir con nosotros.
Mi marido me espera con los caballos ensillados y todo el ejército que nos acompañará, ya en guardia. Puedo ver la cara de enfado de Garel, y como evita mirarme a toda costa, Keneth lo nota, y me mira interrogante. Cuando comenzamos la marcha decido quedarme en la retaguardia, con Saskia, no hablamos, pero su compañía silenciosa me agrada. Garel se retrasa a dar un par de órdenes y nuestras miradas se cruzan, finge no haberme visto. Mi amiga se coloca a mi lado.
-Tú me entiendes ¿no?- asiento.
-Haría lo que fuera por Garel, incluso enfrentarme al enemigo.
-Él haría lo mismo por ti.- no respondo, espero a que Saskia se aleje de nuevo y espoleo mi caballo a la altura de mi marido.
-¿Ocurre algo con Garel?- suelto un suspiro resignado, y él deja el tema.
Antes de caer la noche llegamos a las montañas, que nos harán de cobijo esta noche. Keneth da unas pocas indicaciones y él y yo nos separamos del grupo, encaminándonos hacia un camino pedregoso. Llevamos un cuarto de hora de camino, cuando vislumbramos a lo lejos una luz, titlante. Nos acercamos con sigilo, mi rostro muestra todas mis dudas y él me sostiene la mano con delicadeza cuando bajo del caballo. Ante mis ojos aparece una diminuta cabaña de madera, un pequeño humo de un color extraño sale de la chimenea, estamos en medio del bosque y la sensación es aterradora. Me acerco aún más a Keneth, aunque trato de no mostrarme asustada. Cuando llegamos a la puerta puedo ver que está mohosa, pero mi marido la empuja sin miramientos, ni siquiera llama. Dentro hay una figura, sentada en un taburete, mirando el suelo. Parece que no respira, está inmóvil, y, aunque estoy segura de que nos ha oído entrar, no hace el menor movimiento.
-Soy Keneth.- murmura mi acompañante. En un instante la figura está de pie enfrente de nosotros. Es una mujer, alta, con el cabello de un rubio platino y mechones oscuros. Sus ojos son de un blanco ligeramente metalizado, me traviesan y le noto inspeccionar mi alma. Tiene un rostro dulce y hermoso, infantil, como el de una niña que ha crecido de repente. Entonces me sonríe.
-Tú debes de ser la esposa de Keneth, la reina Syra de Kniss.- no muevo ni un músculo, pero ella hace una elegante reverencia. Lleva un vestido oscuro hasta los pies de anchas mangas, ceñido a la cintura con un trozo de tela a modo de cinturón.
-Syra, esta es mi gran amiga Iraís, ella nos va a ayudar.- Comienzan a hablar en un idioma que no comprendo, Iraís parece encantada de que Keneth haya venido a visitarla. Nos ofrece un té que, pese a su aspecto repugnante, resulta delicioso. Durante al menos una hora permanezco en silencio, dejando que ellos hablen, sin preguntar, si interrumpir. La cabaña de la chica no es precisamente acogedora, la madera está húmeda y el frío te cala hasta los huesos, hay botes con diversos contenidos repartidos por la única habitación. No veo cama ni camastro, tan siquiera unas mantas, tampoco hay comida, sólo olores repugnantes. La voz de Iraís es delicada, pero su hablar rápido y conciso. Cuando acaban ambos se ponen en pie, yo hago lo propio. Nos despedimos se ella y retornamos al campamento con los caballos. Por el camino Keneth me explica qué hacer a continuación. En un lugar cómodo montaremos las tiendas más grandes, en las que Garel y Saskia se harán pasar por nosotros, en cambio, nosotros dos dormiremos en las tiendas barracón. Le miro con firmeza.
-Como el ocurra algo a Garel…- le amenazo, él sonríe.
-Lo sé, eres capaz de cortarme la cabeza con tus propias manos y enfrentarte a todo el ejército de Derán tú sola.- Asiento, dejándole claro que haría exactamente eso. Cuando llegamos a dónde el ejército está apostado se nota la impaciencia, y cuando mi marido explica el plan, la incomprensión.
Al ser ya noche cerrada todos nos metemos en nuestras tiendas, pero antes de ir a la mía me paso por la de Garel. Él me mira con indiferencia, pero yo le sonrío.
-Tienes la orden de que no te pase nada, soldado.- Logro que sonsaque una sonrisita que me tranquiliza.
Aún no he logrado conciliar el sueño cuando suenan unos golpes, inmediatamente después, estallidos. Me levanto a todo correr, y sin pensarlo, tomo mi espada y me lanzo hacia la tienda de Garel. Keneth me sujeta, impidiéndome avanzar.
-Tienes que dormir.- grita.
-No puedo dormir, Garel y todos nosotros estamos en peligro.- Pero no hay peros que valgan, mi marido acerca un paño húmedo a mi rostro y me duermo inmediatamente.

Mi despertar es violento, como si acabase de despertar de una pesadilla. Por mi mente pasan imágenes de Syra, Garel, Keneth e Iraís. Trato de respirar con normalidad, pero de pronto observo como al mi alrededor están reunidas un grupo de sombras, murmurando unas palabras en algún idioma extraño. No puedo por menos que chillar.

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