martes, 12 de enero de 2010

El misterio del cuadro robado

Bueno, os informo, este es el comienzo de una historia que estoy escribiendo y que, ambiciosamente, espero que algún día se publique, espero que la leais y la disfruteis, y por cierto, no es el mejor capítulo, esperad a los siguientes ;)

Atentamente:
Vuestra Bloggera Ana
I
La llamada del misterio.

El cortante viento helado entraba por la ventana y las páginas del libro de lengua pasaban pesadamente bajo sus dedos. Acurrucándose aún más es su manta verde se incorporó de la silla de estudio y se acercó a la ventana. Hizo ademán de cerrarla cuando vio a Leo estudiando en la ventana de enfrente, sonrió. Leo era, además de su vecino, su mejor amigo desde su más tierna infancia. Traviesa cogió un pedazo de goma del escritorio y lo lanzó con suma puntería a la ventana de enfrente. Leo levantó la vista asustado, y cuando sus ojos azules se encontraron con los de la pelirroja chica, esta le sonrío juguetonamente. El muchacho abrió la ventana


-¿No tendrías que estar estudiando, Genio?- Katrina únicamente se encogió de hombros- Si no recuerdo mal, fuiste tú la que se quejó del examen

Esta le miró entrecerrando un poco los ojos y se giró.

-Anda Genio que era broma…-Katrina le devolvió la sonrisa burlona.

-Es que me aburre tanta palabrería sobre la sintaxis

-Ja ja- rió el muchacho, se apartó un mechón azabache y volvió a posar la vista en las letras

-Jo no me ignores-Leo le sonrió pero no dijo más, no le dio tiempo, una voz al fondo llamó al muchacho a cenar. Éste entornó los ojos y cerró el libro. Volvió en busca de los ojos esmeralda de la muchacha y le sonrió cálidamente

-Hasta mañana Genio

-Adiós-se despidió esta y cerró a su vez el libro. Miró al techo, se sabía la lección de memoria, entonces sus ojos repararon en otro volumen, este esperaba impaciente sobre la cama. Katrina no se lo pensó dos veces y saltó sobre él, lo abrió, ávida de misterio, aquella era su novela favorita. Leyó con una rapidez inaudita las páginas de aquel tomo, casi llegando a la mitad de la novela una voz la reclamó en la cocina, su madre. Olisqueó el aire curiosa, sopa de pescado, arrugó la nariz, odiaba la sopa, y más la de pescado. Fue hasta la cocina arrastrando los pies y se sentó de mal humor en la mesa. Tomó la sopa a larguísimas cucharadas y tardó mucho tiempo en acabar el plato. Quizá, si no hubiese habido sopa aquella noche, si no hubiese tardado tanto, nada de esto hubiera ocurrido.

Cuando al fin terminó la sopa fue a su habitación, se echó en su cama y cogió el libro. Fue en ese instante, en ese preciso instante cuando oyó aquel chillo, un chillo entrecortado que le heló la sangre. Avanzó hacia la ventana y se asomó apresuradamente, el grito provenía de un coche, alguien había cerrado la puerta del vehículo bruscamente

-Que pulmones tiene la santita-dijo una voz femenina que no pudo situar, aunque le sonaba familiar. Otra silueta salió de las sombras. Le replicó algo a la primera silueta, la del coche, y después se apresuró a informar.

-El jefe a dicho que vayas a la biblioteca y que cojas el libro El Gran…

Katrina no lo pudo evitar y estornudó, las siluetas se dieron cuenta de su presencia, al primera se alejó en el automóvil, y la segunda se perdió en las sombras. La muchacha se tumbó en la cama y se cubrió con el edredón. No pudo conciliar el sueño en toda la noche, se sentía inquieta. ¿Qué había sido aquel chillo? ¿Quiénes eran aquellas mujeres y que hacían allí? ¿Qué libro era aquel? Al final sucumbió al cansancio y cerró los ojos.

1 comentario:

  1. sta muy bn, y spero sinceramente que algun dia se publique el libro entero!!! Muxa suerte!!!

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